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miércoles, 15 de agosto de 2012

El espejismo del deporte femenino


Post para  http://juegos-olimpicos.com/ 
Es una evidencia decir que las mujeres han tirado del carro de la delegación española en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. De las 17 medallas, 11 han sido conseguidas por mujeres. En los primeros JJOO en que todas las delegaciones tenían presencia femenina con el 45% de la participación total, las españolas han rendido a un gran nivel, superior al de los hombres. Pese a esto, una vez pasada la magia de los JJOO, el deporte femenino topará de nuevo con su realidad.

Hoy por hoy, España sigue a años luz de las grandes potencias europeas en la promoción del deporte femenino. Aunque es demasiado tarde como para utilizarlo como excusa, el desbarajuste que sufren las mujeres en la práctica del deporte tiene sus raíces, como tantas otras cosas, en los largos años de dictadura franquista. Entonces, la actividad deportiva femenina en un primer momento no se incluyó como parte de los contenidos educativos de Educación Física Femenina (EFF). Un dato paradigmático de la situación es que el atletismo no fue considerado como ‘deporte apto’ para la mujer hasta 1961.

Con este legado, la democracia se encontró con el reto de aniquilar los estereotipos que vinculaban a la mujer de la práctica de ciertos deportes, como la gimnasia, y la alejaban de la práctica de deportes hasta ahora considerados ‘masculinizantes’ como el fútbol o el balonmano. ¿Quién no ha escuchado aquello de que el fútbol es un deporte para hombres?, por ejemplo.

Tan cierto es que se ha avanzado muchísimo en este aspecto como que aún hoy en día, en pleno S.XXI, queda mucho trabajo por hacer. Un informe de la Universidad de Valenciasobre la percepción del deporte femenino en España del años 2010 revela que el 36% de los españoles creen que se practica menos deporte femenino que masculino.

Capítulo aparte merecen los medios de comunicación en este aspecto. El mismo informe citado anteriormente indica que, en las páginas deportivas de los diarios de información general y en los diarios deportivos, el 96,3% del espacio está dedicado al deporte masculino, frente a un 1,4% en el caso del deporte femenino y un 2,3% de noticias sin connotaciones de género.

Cualquier jefe de redacción que lea esto pensará aquello de ‘nosotros damos lo que le interesa a la gente’. Yo le recomendaría a ese jefe de redacción que se mirara el partido en el que las selecciones femeninas de waterpolo y balonmano se jugaban las medallas, por ejemplo, y recapacitara sobre la capacidad que tienen estos espectáculos de hacer vibrar a la gente. Dudo que se inferior al del deporte masculino.

Otro de los problemas del deporte femenino es el papel que juegan las instituciones y las federaciones. Vemos como las competiciones se ahogan en los problemas económicos estructurales y contextuales y nadie decide ‘rescatarlas’. Resulta especialmente preocupante las situaciones del baloncesto y balonmano femenino, con desaparición de equipos y un éxodo notable de las mejores jugadoras a ligas extranjeras. Que las jugadoras jueguen fuera de España y conozcan como respira el deporte femenino en otros países es positivo, pero no si se produce de forma masiva ya que bajas el nivel de las competiciones nacionales y el interés del deporte de base, que ve que para subsistir de su deporte debe marchar al extranjero.

Mientras los clubes se mueren, las federaciones parecen encastadas en generar sistemas de competición costosos, muy alejados de la realidad económica. En casos como el del balonmano femenino, bronce en Londres 2012, diferentes federaciones como la catalana y la gallega han presentado modelos de competición con menos desplazamientos largos que hacen asumible competir a nivel nacional. Pero todas estas iniciativas se han topado, de momento, con la negativa de la federación española. El resultado, equipos que pierden categorias fuera de las pista o desaparecen y un gran éxodo de jugadoras a las ligas europeas.

Ojalá que estos JJOO marquen un antes y un después y acerquen al deporte femenino español al estatus que tienen la práctica deportiva femenina en otros países europeos. Si miramos los resultados, se lo merecen. Pero creo estamos ante un gran espejismo del deporte femenino.

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